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Es altamente conveniente tener cuidado con las mezclas, a veces el resultado puede ser muy problemático. Mezclar cosas que nada tienen que ver es claramente uno de los recursos más utilizados por quienes tienen un extraño interés en atacar a las Terapias Naturales a las que se empeñan en tildar de pseudociencias (que tampoco se sabe bien qué son). A cualquier persona le puede parecer razonable que se tomen medidas para evitar someter a nadie a ninguna “persuasión coercitiva”, resarciéndola en su caso. Pero el elevarlo a tipificación penal conlleva importantes problemas. El primero es qué se entiende por “persuasión coercitiva”, por ejemplo podría servir a un gobierno para reprimir cualquier cosa que le interesase............
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Hoy nos echaremos unas risas con otro panfleto pseudoescéptico (1) que buena falta hace en estos tiempos convulsos y que nos da una idea del penoso nivel periodístico alcanzado para encarrilar por el recto camino al personal. Si alguien pensó que no se podía rebajar el nivel de análisis aquí tiene una prueba. ...
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Ya más de tres años desde que empezamos con la pandemia COVID-19. Como de costumbre la realidad superando la ficción, resulta que los sindicatos callados todo este tiempo, esas organizaciones encargadas de defender a los/las trabajadores/as abandonaban su obligada función ante la violación de los derechos laborales más básicos, incluso de ser despedidos/as por permitir obligar a medidas y tratamientos que según la ley (y “la ciencia”) eran “voluntarios” además de conllevar niveles máximos de confidencialidad por protección de datos. ...
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La manipulación informativa de medios de comunicación y organizaciones pseudoescépticas no siempre queda totalmente impune:
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El ex-"periodismo a pesar de todo" nos informa del aberrante avance de la carrera por entregar la vida de la gente al servicio de grandes intereses corporativos y a la imposición de un sistema de control con dictadura tecnológica disfrazada, como siempre fascistoidemente, de "bien común". Hay mucho en juego no solo dinero. Lo más aterrador es que quienes se suponían defensores de los derechos humanos más básicos siguen ausentes: