Es incomprensible que lejos de apoyar y fomentar las diversas posibilidades que son conocidas y practicadas para abordar los problemas de salud, más en concreto en la pandemia disparada y sin control de salud mental, se dedique dinero (si es gubernamental es nuestro), tiempo y trabajo en perseguir y reprimir estas posibilidades. Para lo que hay que manipular, mentir, difamar, atemorizar… mucho. Un curioso hecho se relata en el documental “Voces de la ayahuasca. Santo Daime, la religión de la floresta” en 1984 muchos de los miembros de la comisión del CONFEN (equivalente al Plan Nacional de Drogas Español) que investigaba en Brasil participaron activamente en ceremonias incluso acabaron fundando iglesias del Santo Daime.
No solo tienes que lidiar con una sociedad que produce malestar y enfermedad masivamente y enfrentar cuando te toca esas enfermedades si no que te obligan a pelear por que se permita acceder a posibilidades curativas. Hay que acabar con el hecho de que haya que luchar para intentar sanar.
«La misma droga que perseguía me salvó la vida»